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Jorge CastellanosCultura afrocubana: 1 α 1 2 3 4 ω · 2 α 1 2 3 4 ω · 3 α 1 2 3 4 ω · 4 α 1 2 3 4 5 6 ω

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Jorge Castellanos & Isabel Castellanos, Cultura Afrocubana, tomo 3, capítulo 1

Jorge Castellanos & Isabel Castellanos

Cultura Afrocubana, tomo 3,
Las religiones y las lenguas

Capítulo 1. La religión: la regla de Ocha

Ediciones Universal, Miami 1992, págs. 9-125

Una de las contribuciones más importantes de las culturas africanas a la cultura cubana es su aporte a la conformación de la religiosidad popular. Las religiones afrocubanas, ampliamente practicadas por negros y por blancos dentro y fuera de la Isla, se conocen en el país con el nombre de reglas. Y en Cuba, las reglas más importantes se hallan en relación directa con los grandes sistemas culturales afrocubanos: el lucumí, de origen yoruba y el congo de origen bantú. (Aun hoy, la cultura yoruba se extiende por todo el suroeste de Nigeria y las de origen bantú ocupan fundamentalmente la cuenca meridional del río Congo hasta el desierto de Kalahari.) En este capítulo nos ocuparemos de la Regla de Ocha, la religión lucumí, también llamada en Cuba santería, de procedencia yoruba. En el segundo examinaremos las reglas congas (es decir, la Regla de Palo Monte o Mayombe, la Regla Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje, &c.) El tercero estará dedicado a la Sociedad Secreta Abakuá, agrupación religiosa carabalí que proviene de los Efik y los Ekoi del Calabar y cuyos miembros son conocidos en Cuba como ñáñigos.
Antes de proseguir, empero, es indispensable establecer ciertas precisiones: estas reglas afrocubanas advienen como resultado de un prolongado proceso aculturativo entre las religiones traídas a Cuba por los esclavos y el catolicismo de sus amos. Constituyen obviamente una muestra de la resistencia cultural del recién llegado a la abrumadora presión etnocéntrica y al empeño de absorción radical del grupo dominante. Ya vimos en el primer volumen de esta obra cómo, en su forma más extrema, esta resistencia conducía al alzamiento, a la fuga, a la cimarronería, al establecimiento de palenques. Pero ni aun en estas comunidades rebeldes aisladas la religión, por más cerca que estuviese de las africanas originarias, podía salvarse totalmente del influjo de la catequesis cristiana. Porque junto al empeño de guardar limpias las raíces culturales funcionaba también la urgencia de la adaptación. Las reglas afrocubanas proceden del sincretismo: de un peculiar equilibrio entre la resistencia y la acomodación a la cultura subyugadora. A veces esta transacción religiosa tiene la aparienciade un simple disimulo, de una suerte de careta. El dios negro se esconde detrás de las imágenes católicas. Las piedras de los orichas se encubren con el signo de la cruz. Y todos contentos. Pero el proceso de sincretismo es en realidad mucho más hondo: aunque siempre frenado por la repulsa de la asimilación, culmina en una verdadera síntesis, en una integración de las dos esferas religiosas comunicantes, en la creación de un nuevo culto.

Facsímil del original impreso de este capítulo en formato pdf

 

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